En la línea de tiempo lo que antecede a la Decoración Industrial es la Arquitectura de Hierro. Surge en plena mitad del siglo diecinueve, donde se empezaron a utilizar otro tipo de materiales (hierro, hormigón y acero) en la construcción y edificación de estructuras que se adaptasen a las nuevas necesidades de la sociedad. Como ejemplos más representativos de este tipo de arquitectura tenemos La Torre Eiffel, El Palacio de Cristal y El Puente Golden Gate.
Para entender cómo nace la decoración industrial, debemos remontarnos a la década de los cincuenta en New York. La era industrial y el auge de la producción masificada, crecían. El mundo se estaba revolucionando y diversificando en todos los ámbitos y las fábricas, al mudarse a otros espacios o simplemente al cerrar sus puertas, terminaron convirtiéndose en las viviendas de muchas familias y jóvenes estudiantes, quienes apostaron por acoplarse a esa herencia de grandes ventanales. Hecho que no surgía por algo estético, sino por lo rentable y barato que era habitar espacios así.
La decoración industrial es un estilo dentro del mundo del interiorismo que, básicamente, se encarga de mostrar los materiales en sus formas más primitivas y nítidas, rayando en lo simple pero estéticamente agradable y minimalista.
Con esta tendencia se busca decorar a través de elementos y materiales que podrían conseguirse dentro de una fábrica, como: red de tuberías, estructuras de metal, materiales de acero inoxidable, cobre, entre otros.
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Diseño industrial en tu hogar
La paleta de colores
El acto de decorar siempre nos incita a explorar nuestro lado más sensitivo y crear, pero hay algo innegociable dentro de la decoración industrial y es la paleta de colores que se utiliza, ya que esta precisamente ayudará a que tus espacios luzcan como antiguas fábricas o almacenes.
Las tonalidades terracota y vinotinto serán tus aliadas a la hora de buscar calidez. Pueden estar presentes en paredes de ladrillos, en pisos de madera y accesorios como lámparas de mesa, vasijas.
Los colores oscuros como el negro y el gris, aportan elegancia. No abuses de ellos (sobre todo si el espacio es cerrado y carece de una buena iluminación natural). El color negro es perfecto para mobiliarios y tuberías.
Por otro lado, el blanco aporta iluminación y brinda una sensación de amplitud. Es perfecto para paredes y accesorios decorativos como alfombras.
Mezcla colores y texturas
No olvides jugar con los colores y texturas. Una sola pared revestida de gris y las demás al desnudo con ladrillos, da un contraste de carácter y sobriedad.
Para la sala, las combinaciones más amables se cuelan entre muebles marrones y mesas de madera con soportes metálicos de hierro colado. Incluye en de tu decoración industrial, espejos con marcos de madera oscura.
Dentro de los estampados para sábanas, almohadas y cojines, los tejidos tweed son una excelente opción. Evocan antigüedad y elegancia. Escoger colores neutros, es una opción válida, para ello también es recomendable el uso del verde oliva y beige, puesto que siguen aportando un toque de desgaste.
Reinventa
Basta fijar la mirada en objetos olvidados o poco usados. Echa un vistazo a la caja de herramientas. No hace falta tener miles de materiales de construcción para lograr una decoración industrial. Con tuberías galvanizadas se pueden ensamblar repisas y armarios perfectos para el hogar y oficinas, por ejemplo.
Prueba utilizar aparatos como teléfonos de disco, cámaras analógicas o máquinas de escribir, a modo decorativo.
Recuerda que la decoración industrial tiene un toque de nostalgia que busca desnudar las estructuras y mostrarlas desde su ángulo más puro.